Comentario
Un país con tantas variedades regionales como China también proporciona una amplia variedad de especialidades culinarias que apenas han sufrido variaciones. La mayoría de los chinos obtienen el 85 % de sus calorías gracias a los cereales. El resto procede de las verduras, ya que en su dieta escasean las grasas y las proteínas. La carne es consumida en ocasiones especiales. En la zona meridional es el arroz el cereal básico, mientras que en el norte y oriente son el trigo, el mijo y el maíz.
Una de las cocinas más renombradas de China es la cantonesa, debido a su variedad y a sus intensos aderezos -ajo, pimientas o salsas-. Gran parte de los alimentos suelen freírse en aceite muy caliente y la composición de los platos suele ser costosa, empleando en ocasiones curiosos ingredientes -a los ojos occidentales- como la serpiente o la aleta de tiburón.
Los guisos de pescado y cangrejo han hecho famosa la cocina de Fujian, así como sus sopas o la salsa de soja. La cocina del valle inferior del río Yangzi es más elaborada, mientras que los platos originarios de Shanghai resultan más pesados por su condimentación con salsas y aceites. Los platos de Sichuan y Hunan se caracterizan por ser especiados y secos, empleando abundante pimiento picante. La comida en la zona fronteriza con Mongolia está basada en platos de cordero condimentados con leche fermentada de yegua y yogur, mientras que la cocina tibetana incluye numerosos productos lácteos, considerados desagradables por el resto de la población china.
A finales del siglo XIX los alemanes introducen la elaboración de la cerveza en Shandong. En la actualidad, la cerveza de Beijing se bebe como refresco debido a su baja graduación.